¿Cuáles son las consecuencias de una mala relación con los padres?
La relación con los padres es la más influyente en la vida de toda persona. A través de ella obtenemos una visión del mundo. Para todo bebé sus padres son sus referentes, no sólo por supervivencia, sino que a través de ellos aprenden el significado de la vida. Y éste puede ser de sufrimiento, abandono y dolor o de amor, protección y cuidados. Pero, ¿Qué pasa cuando no he tenido un vínculo sano con mis padres? ¿Cuando no los he conocido? ¿Cuando no fui educado por mis padres? ¿Qué consecuencias tiene para nuestra vida una mala relación con los padres?
Me llama poderosamente la atención al preguntar en la entrevista inicial a mis clientes -indiferentemente del tema por el que me consultan- ¿Cómo es tu relación con tus padres? y me responden ¿Qué tienen que ver mis padres con mi situación actual? La respuesta es alta y clara: ¡TODO! y con ello no quiero decir que nuestros padres sean los responsables de lo que nos ocurre ahora. Es sólo nuestra actitud ante eso que vivimos con nuestros padres lo que nos ancla al pasado y lo que hace que aun en nuestra vida de adulto nos sigan afectando: Los resentimientos, la sensación de abandono, la sobreprotección, la preferencia de uno de nuestros padres por uno de nuestros hermanos, etc.
¿Qué pasa cuando no me he reconciliado con mis padres?
- El dolor se vuelve crónico: Y no me refiero sólo a dolor físico, sino emocional y psíquico. El resentimiento es tóxico, no es más que estarse envenenando cada día, porque mantiene la herida, que no termina de cerrar y por lo tanto duele.
- Resentimiento con la vida: Cuando estamos enojados con nuestros padres, despreciamos la vida que nos han dado. Por lo tanto, inconscientemente no la valoramos, lo que nos lleva que estemos enojados con ella porque pensamos que ha sido injusta con nosotros.
- Enfermedades y vida caótica: Nuestro cuerpo físico está formado por la carga genética que tenemos de ambos padres, cuando estamos resentidos con alguno de ellos, estamos también resentidos con nosotros, porque sabemos que tenemos características parecidas a ellos. Esto puede llevar incluso a la enfermedad por querer agredirnos a nosotros mismos.
- Inseguridad personal: Andamos por la vida sin percibir la fuerza que nos otorga una buena vinculación con nuestros padres. Esto nos deja débiles y sin energía para nuestros proyectos.
- Se dificultan nuestras otras relaciones: Con los hijos o con las parejas, porque proyectamos nuestras heridas y necesidades no satisfechas sobre nuestros seres queridos.
- Seguimos siendo inmaduros: El resentimiento es como una especie de ataque de malcriadez de nuestro niño herido y mientras me mantenga en el resentimiento, puedo acabar siendo consumido por ese niño que se siente cada día más poderoso, afectando todas las áreas de nuestra vida.
Mi experiencia es que al mantenernos resentidos con nuestros padres perdemos vitalidad, porque no podemos tomar la vida tal como nos fue dada. Nos colocamos en una posición de superioridad ante nuestros padres que en el fondo nos encadena a ellos impidiendo que sigamos adelante.
Me reconcilio con la niña que fuí
Me alegro por la adulta que soy
Y vivo porque mi adulta aprendió a sostener a esa niña.
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Escrito por Luz Rodríguez
Contacto: info@ordenesdelamor.org
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