Vivimos en una cultura en donde parece que lo normal es “Vivir en el Drama”, es decir que nuestra vida se vuelve una especie de tragedia griega. En donde nos reunimos en grupo y empezamos a contar nuestros pesares y parece ser que entramos en competencia por ver quien tiene la tragedia más grande. Y no se trata de que no podamos reunirnos con nuestras amistades y contar los acontecimientos de nuestra vida. El problema está que cuando llega uno de los amigos y cuenta que todo le va maravillosamente bien, todos los demás se le quedan viendo con cara de escepticismo. ¿Qué nos ha pasado?
Queridos padres, quiero expresarles con esta carta mis sentimientos, no sé si algún día la leerán pero tengo la necesidad de hacerlo.
Quiero compartirles la historia de Sara una chica que atendí en consulta. La misma había estudiado Pedagogía, Psicología y había realizado un Máster en Liderazgo Personal. Y un día llegó a mi consulta diciendo que su vida era un desastre, que por más que se esforzaba nunca tenía el suficiente conocimiento. Me comentaba que su ritmo no era igual que el de los demás.
Las mujeres a lo largo de tiempo han sufrido muchas injusticias y vejaciones, han sufrido mucho a lo largo de diferentes generaciones. Y si bien es cierto es algo que marca la historia personal de cada mujer, porque nos hacemos leales a estas mujeres y buscamos vengarles con nuestra actitud ante la vida de una manera inconsciente. Y lo que es más triste que lo estamos haciendo en detrimento del hombre. Las mujeres nos estamos haciendo “poderosas”, fuertes y autoritarias con un odio inconsciente a los hombres, en oportunidades ese poder se asume a través de los hijos. En donde como mujeres pareciera que nos adueñamos de los hijos.
En toda relación de pareja es necesario para una serie de parámetros para que fluya de manera saludable, entre ellos el compromiso. Pero es una de las piezas que tiende a faltar en las relaciones, en donde no nos responsabilizamos por tener una relación de pareja y que esta marche de la mejor manera, por el contrario asumimos actitudes irresponsables y luego culpamos al otro de que la relación finalice.
El Procrastinar o posponer para mañana las cosas es un hábito que nos aleja de la realización de nuestras metas. Una y otra vez planificamos y seguimos diciendo “Mañana lo hago” ¿Qué se esconde detrás de ello? . En lugar de hacer las cosas al momento las vamos dejando para más tarde o para mañana, esto es un abismo que abres entre tú y tú éxito. Es un área que se requiere trabajar si eres un emprendedor y deseas establecer tu propio negocio o bien sigues trabajando para un emprendimiento más adelante.