¿Por qué tengo adicción a los dulces?


La comida actualmente no se utiliza solamente para alimentarnos sino por el placer de comer, es por eso que cada día proliferan las comidas presentadas de una manera llamativa a los sentidos.  Además suelen ser los dulces los que más placer nos brindan. Pero, ¿qué hay detrás de dicho placer? ¿Por qué los dulces me dan más placer? ¿Qué me lleva a la adicción de los dulces?


La comida “feliz” es una tendencia actual. Comer chocolate por ejemplo suele hacernos sentir mejor instantáneamente o un rico pastel esponjoso y suave. Todo esto sucede porque estimulan la segregación de endorfinas y serotonina que son las llamadas “hormonas de la felicidad”, existen una gran variedad de alimentos que las producen pero los que más suelen atraer son los dulces. Éstos presentan un alto índice glicémico y producen efecto rebote, porque provocan desniveles de azúcar en la sangre. Con estos alimentos te sientes bien  muy rápidamente, pero luego te genera cansancio. Es cierto que el azúcar es una gran fuente de energía, pero las frutas ya lo tienen naturalmente. No tenemos que correr a comer productos de bollería o dulces porque incrementan nuestro peso que a la larga nos harán sentir peor y nos producirán diferentes tipos de enfermedades, afectando de manera permanente nuestra salud.

Por el creciente hedonismo  que prima en nuestra sociedad contemporánea de buscar placer constante e instantáneo, cada día nos atiborramos de dulces. Etimológicamente “dulce= sweet = Agradable a los sentidos, que da gusto, complacer los sentidos”. Cuando somos niños se nos premia a través de los dulces por nuestros buenos actos,  de esta manera tenemos un reflejo condicionado respecto a ellos.

¿Qué implicaciones sistémicas me llevan a comer dulces?

  • Necesidad de amor: Nuestros seres queridos cuando niño nos mostraban amor a través de los dulces (un rico pastel de la abuela) de esta manera asociamos los buenos recuerdos en familia con esos alimentos. Por eso es que cuando quiero sentirme amado, recurro de nuevo a ese rico pastel de la abuela porque ella ya no está, pero el recuerdo del sabor del pastel en apariencia me hace sentir querido.
  • Baja autoestima: Cuando no te valoras por lo que eres, ya sea porque te exiges demasiado o sientes que no eres suficiente para los demás, te llenas de inseguridades y de miedos que te llevan a la depresión. Con la constante ingesta de azúcar, aprendes a darte “amor” o a “endulzarte la vida”. Pero si eres consciente te darás cuenta que estás haciéndote daño a ti mismo. Porque te mantienes en una constante montaña rusa emocional, por los subidones y bajones de azúcar.
  • Duelo no resuelto: Un viejo dolor no cerrado te lleva a que pierdas la energía vital y al sentirte débil, recurres a los dulces para ganar energía. El duelo puede ser por un divorcio, por la muerte de los padres, de un hermano, de un hijo, etc.
  • Violencia familiar: Si en un sistema familiar la manera que tienen de mostrar amor es a través de caricias negativas (maltrato físico y verbal). Los miembros de esta familia recurrirán a los dulces como compensación para que la vida sea “dulce”. Esto suele suceder en la familia a través de muchas generaciones, sobre todo si han tenido que pasar por situaciones de guerra, escasez o bien separaciones.
  • Familia de escasa expresividad: Existen familias en donde no está permitido la expresión de los sentimientos. Es como si toda la basura se tuviera que guardar bajo la alfombra para aparentar que todo está bien, porque no saben gestionar su emotividad. Luego a escondidas cada uno de los miembros se atiborra de dulces para tragarse sus emociones y sentimientos.

¿Cómo puedo mejorar mi adicción a los dulces?

Los productos industrializados llevan a que los alimentos estén carentes de nutrientes básicos y llenos de azúcares que hacen que nos hagamos adictos a ellos. 
  • Cerrar tus duelos abiertos: Dándote espacio para expresar todas las emociones y sentimientos reprimidos.
  • Hacerse cargo de tu niño interno: Busca maneras alternativas de complacer y de nutrir a tu niño interno, escuchándole, recobrando tu espontaneidad y tu disfrute con actividades que te agraden y que te proporcionen un placer más duradero.
  • Haciendo actividades físicas: A través del ejercicio generas endorfinas que te llenarán de vitalidad y de energía renovada para cumplir tus proyectos y apasionarte por la vida.
  • Fortalecer tu autoestima: Contando tus dones y reconociendo lo que eres y lo vales nada mas por SER y por existir. 
  • Bajar el consumo de dulces: Recuerda que es una adicción, el cuerpo no tiene ninguna necesidad fisiológica que nos haga ingerirlos. Ejerce tu fuerza de voluntad, medita, ora o incluso toma una siesta cuando sientas la necesidad de dulce. Busca realizar alguna actividad que te haga sentir relajado cuando tengas la necesidad de consumir dulces
  • Ingerir Triptófano: Es un aminoácido que el cuerpo no produce, por lo que hay que hay que ingerirlo y es el que ayuda a producir serotonina. La comida que te ayuda a sentirte “feliz” es rica en este aminoácido.  Los frutos secos lo contienen eso sí, no te atiborres de ellos. *Te recomiendo que le preguntes a tu médico si te vendría bien utilizarlo.

Como toda adicción se requiere conciencia y fuerza de voluntad para superarla. Cuando fortaleces tu autoestima y sanas las causas subyacentes de tu necesidad, buscas alternativas para satisfacerlas que te produzcan un mayor bienestar a largo plazo y lo mejor de todo sin efectos secundarios.

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