¿Realizas actos compulsivos?
“Los rituales neuróticos quizás denoten una pérdida en la
vida diaria de un ritual que, si estuviera presente, mantendría el alma en la
imaginación y lejos de toda visión literal.”
Thomas Moore
Cada persona sufre de alguna u otra manera de cierta “compulsión”, palabra que etimológicamente deriva de “compulsio”, que quiere decir “fuerza que se hace en alguno”. Es decir, es una especie de fuerza que nos lleva a realizar algo repetidamente, aunque la persona sea consciente de lo absurdo de su conducta. Esto es derivado de un sentimiento de necesidad que no puede controlar a voluntad.
Son actos de los cuales no nos damos cuenta, pero, por más fuerza de voluntad que ejercemos por cambiarlos, permanecen allí y los repetimos una y otra vez. Eso puede ocurrir con acciones determinadas que son muy conocidas y estudiadas (comer en grandes cantidades, beber alcohol, consumir algún tipo de droga, lavarse o limpiarse, ordenar).
También están presentes en una serie de conductas o actos que hacen una obra completa, como, por ejemplo, hacer todo lo necesario para dañar una relación o fracasar en algún trabajo. Son de alguna manera actos mentales y estructurados de manera rígida, de los cuales se justifica diciendo: “Es que yo soy así”. Pero, ¿qué hay más allá de estas compulsiones?
Las acciones compulsivas se usan para liberar la ansiedad o angustia detrás de una obsesión = pensamientos, ideas o imágenes inadecuadas o desagradables que se presentan de forma intrusiva y repetitiva, generando un malestar. El contenido de estas ideas te llena de culpa. Lo curioso de esos pensamientos es que la persona siente que invaden su conciencia y que son vividos como repugnantes y sin sentido.
¿Cómo reconocer los actos compulsivos?
- Preocupación crónica y reiterativa, que se repite continuamente. Le das vuelta a un asunto una y otra vez sin buscar ninguna solución.
- Gran dificultad para resistir el deseo o la tentación de hacer algo en concreto, incluso cuando esta conducta pueda ocasionarte problemas en diversos ámbitos. Fuerte deseo para llevar a cabo una conducta particular, sobre todo cuando no tienes oportunidad de realizarla.
- Trastorno explosivo intermitente, caracterizado por episodios ocasionales intermitentes de impulsos agresivos o ataques de ira que pueden dirigirse a personas, objetos o a ti mismo.
- Una serie de trastornos que no puedes controlar por tu falta de voluntad. Por ejemplo, los trastornos de cleptomanía, ludopatía, la piromanía, trocotilomanía, trastorno disocial, bulimia, anorexia, celopatía, exceso de control, autoritarismo, parafilias, voyerismo, pedófilos, adicciones, trastorno obsesivo compulsivo, el incesto, mitomanía, autolesión o compras compulsivas. Por más esfuerzos que haces, existe algo más fuerte que tú que te imposibilita controlar tu conducta.
- Sensación de malestar, culpa y alteración de estado de ánimo después de realizar la conducta o cuando te es imposible realizarla y sigues manteniendo la conducta, aunque sabes que luego te sentirás mal.
- Ruido mental, ansiedad que no procede de nada real específico. Puedes estar bien en un momento determinado, pero de pronto notas que te falta la respiración y te llenas de angustia, ansiedad y estrés.
- Ataques de pánico que te paralizan. Te quedas sin saber a qué lugar dirigirte o qué acciones emprender.
- Síntomas físicos en estado de reposo, (sudor, aceleración del ritmo cardíaco o la tensión muscular). sin que en apariencia surja nada externo que te afecte.
- Insomnio, por pensamientos intrusivos o miedo.
- Deseo desmedido por ser buena persona, te haces adicto a la perfección, a realizar las cosas correctas y a maltratarte cuando sientes que no estás a la altura de las circunstancias.
- Migrañas o erupciones cutáneas. Estos síntomas están relacionados con trastornos gastrointestinales (diarreas, estreñimiento, gases, etc.) que se suelen manifestar a través de problemas de la piel. Todo esto surge de un deseo por canalizar cierta energía que resulta abrumadora. Esas energías que no se materializan cambian de forma y se convierten en síntomas somáticos.
Extracto del Libro Pido permiso a mis Padres
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